“Los nuevos yacimientos de ámbar de Australasia nos permitirán completar mejor el antiguo rompecabezas de la vida”

 

Entrevista exclusiva con el equipo científico (https://doi.org/10.1038/s41598-020-62252-z)

Mating flies trapped in amber

Autor: Jeffrey Stilwell

 

En estos días de confinamiento, una noticia del mundo científico ha llamado la atención de los lectores, porque nos hace asistir al acoplamiento de una pareja de insectos de hace unos 41 millones de años, capturada en el ámbar de Anglesea, una remota región de la actual Australia.


Detrás de la anécdota están años de trabajo y muchas más curiosidades descubiertas en el ámbar de Australia por un equipo multidisciplinar internacional compuesto por investigadores españoles y australianos, con Jeffrey Stilwell de la Universidad de Monash , Australia, Enrique Peñalver del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), y Antonio Arillo, de la Universidad Complutense. Pero, sobre todo, una primera mirada al ecosistema de hace unos 41 millones de años. Para entender cómo el ámbar se convierte en el mejor aliado de los científicos, preguntamos en esta entrevista coral a los expertos.

¿Cómo empezaste a descubrir el ámbar en esta región y cuál fue el hallazgo más emocionante?

Jeffrey Stilwell: En mayo de 2011 dos estudiantes de paleontología de la Universidad de Monash y yo estábamos investigando los cilindros de roca obtenidos de las perforaciones (testigos)  del Cretácico en la Cuenca de Otway, al sur de Victoria, con la Origin Energy Company (en busca de depósitos de gas), cuando detecté que había abundante ámbar in situ con bioinclusiones, el primero descubierto en Australia. A raíz de eso solicité financiación al Australian Research Council para estudiar este ámbar y también explorar para descubrir otros depósitos que contuvieran ámbar. En un corto período de tiempo, mi equipo y yo descubrimos los primeros y más antiguos animales y plantas al Sur de Gondwana, y el ámbar más antiguo jamás registrado al Sur de Pangea, lo que nos dio nuevos e interesantes datos sobre la paleontología del ámbar.

¿Cuál es en tu opinión el principal hallazgo de tu nuevo trabajo, y por qué es tan importante?

Enrique Peñalver: El principal descubrimiento es el potencial de Australasia para proporcionar fósiles excepcionalmente conservados de diversos artrópodos y restos de plantas en un amplio espectro de tiempos geológicos. Debemos considerar que Australia fue una parte importante del antiguo continente del sur llamado Gondwana y que, por tanto, la evolución de los organismos allí ocurrió durante muchos millones de años en condiciones aisladas. Con el descubrimiento de más afloramientos con ámbar y la excavación y preparación de más muestras de ámbar, podremos conocer en detalle la historia evolutiva de diversos organismos forestales y así completar mejor el antiguo rompecabezas de la vida.

Enrique, ¿Cuán relevante es el ámbar australiano que descubristeis respecto a nuestra comprensión de los antiguos ecosistemas forestales en las altas latitudes del sur?

Enrique Peñalver: El ámbar conserva excepcionalmente hasta artrópodos muy pequeños, de un milímetro o menos de tamaño, como los ácaros, por lo que nuestra comprensión de la biodiversidad y la ecología de los antiguos ecosistemas forestales puede ser rica en detalles, y variada en tipos de información porque este material también proporciona raras evidencias de paleocomportamientos, como es el caso de parejas de insectos en cópula. Hay que trabajar mucho más para descubrir fósiles en el ámbar australiano del Triásico y del Cretácico, hasta ahora carentes de fósiles, a fin de conocer estos períodos más interesantes en la evolución de los ecosistemas forestales.

¿Qué relevancia tiene el ámbar del Triásico recién descubierto en Australasia?

Jeffrey Stilwell: El principal descubrimiento respecto al ámbar del Triásico en Australia es que proporciona nuevas y fascinantes evidencias sobre la existencia mucho más amplia en el antiguo supercontinente de Pangea de árboles productores de resina. Ahora conocemos yacimientos de este ámbar en lugares como los Dolomitas (al Norte de Italia), que una vez fueron parte del Norte de Pangea, y en Tasmania, Australia, que una vez integró el Sur del supercontinente. Sin duda no es una coincidencia que ambas localizaciones en Pangea tengan la misma edad conocida con el estudio de los granos de polen y corresponda a una época de cambio climático en el Triásico tardío (Carniense,  ~230 millones de años), conocido como el Evento Pluvial del Carniense. Se trata de un nuevo y excitante avance para inferir cuestiones del paleoclima de la Era Mesozoica temprana. Este nuevo registro para el Hemisferio Sur también nos permite intuir el potencial de más hallazgos de ámbar en los depósitos de carbón de Australia y Nueva Zelanda. Es importante señalar que se encontró un importante yacimiento de ámbar del Triásico en la provincia de Alicante (SE de España), pero este ámbar ya está siendo estudiado actualmente por el IGME y el Museo Paleontológico de Elche.

«Se trata de un nuevo y excitante avance para inferir señales paleoclimáticas en la Era Mesozoica temprana y también este nuevo registro asociado al ámbar del Hemisferio Sur del Triásico nos permite intuir el potencial de más hallazgos futuros en todos los depósitos de carbón de Australia y Nueva Zelanda»

¿Qué otros tipos de características del paleoecosistema forestal pueden estudiarse gracias al registro de ámbar de esta región?

Antonio Arillo: El ámbar proporciona mucha información sobre el bosque ambarino, ya que no sólo se fosilizan pequeños animales, sino también muchos restos de plantas, incluyendo granos de polen y esporas. Esto ayuda a reconstruir el paleoambiente y nos permite formular hipótesis sobre las relaciones tróficas.

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¿Es sorprendente que descubrieran artrópodos y otras bioinclusiones en el ámbar australiano?

Enrique Peñalver: Históricamente, esta región se consideraba virtualmente desprovista de ámbar. Nuestra investigación muestra que en realidad es abundante, pero lo más interesante es que se produjo en un intervalo de tiempo geológico que es inesperadamente amplio y que dicho ámbar puede contener abundantes bioinclusiones.

Aparte del sudeste de Australia, ¿qué otras regiones de su país cree que son potencialmente ricas en ámbar? ¿Planeas explorarlas?

Jeffrey Stilwell: Como ahora sabemos de la abundancia de ámbar fosilífero tanto en Tasmania como en Victoria, también comenzaremos en un futuro próximo a investigar los yacimientos de carbón y otros depósitos sedimentarios de Queensland. Aunque hubo una noticia anterior de ámbar de la Península de Cape York, en la parte más septentrional de Queensland, ha resultado que ese ámbar no se encuentra in situ, ya que proviene de muy lejos y se considera «flotante», es decir, que no sabemos bien de dónde procede y qué edad tiene. Hay otras partes potenciales de Queensland para explorar pertenecientes a las eras Mesozoica y Cenozoica temprana. ¡El tiempo lo dirá! ¡Incluso si no descubrimos más ámbar en otro lugar, los sitios ya descubiertos en Victoria y Tasmania producirán suficiente ámbar para muchas décadas de estudio!

¿Cómo puede el ámbar preservar el «comportamiento congelado», y por qué la posición en la que están los animales no es tafonómica, o quizá debida al azar?

Enrique Peñalver: La resina fresca actúa como una trampa para los insectos que la tocan y los engloba rápidamente. Habitualmente la agonía es corta y los insectos quedan preservados evidenciando su comportamiento, como ocurrió con los habitantes de Pompeya en el 79 d.C. La pareja de insectos en cópula descubierta en el ámbar australiano que tanto revuelo ha causado muestra la típica posición de extremo a extremo y los apéndices genitales en contacto, de modo que no hay duda.

Aparte del «comportamiento congelado» de esta pareja de moscas que constituye un registro excepcional, ¿qué otros datos importantes nos proporcionan?

Antonio Arillo: El ámbar proporciona una amplia gama de estos comportamientos congelados en el tiempo, que esperamos encontrar en el ámbar australiano. No sólo de individuos que se aparean, sino también otras relaciones entre individuos de la misma especie (como la puesta de huevos, la protección parental de la prole, los enjambres) y las relaciones entre individuos de diferentes especies (depredación, parasitismo, foresis, simbiosis). Los individuos que se aparean son muy interesantes, ya que podemos definir una nueva especie con un detalle excepcional, y describir  su dimorfismo sexual… Es decir, no sólo los rasgos anatómicos del macho o de la hembra, sino los de ambos sexos. Esta circunstancia no siempre es posible en los organismos vivos, porque a veces sólo encontramos un ejemplar o unos pocos del mismo sexo en los ecosistemas modernos. Saber con total confianza que fósiles de dos morfologías diferentes corresponden a la misma especie (macho-hembra) es extremadamente raro, pero cuando encontramos uno de estos casos de apareamiento como los australianos entonces no tenemos ninguna duda.

«El ámbar proporciona una amplia gama de comportamientos congelados en el tiempo, que esperamos encontrar en el ámbar australiano. No sólo de individuos que se aparean, sino también otras relaciones intraespecíficas (como el vuelo de los huevos, la protección de la pareja, los enjambres) y las relaciones interespecíficas (depredación, parasitismo, foresis, simbiosis)»

Como experto en ácaros fósiles y actuales, ¿cómo valora conocer la fauna de ácaros excepcionalmente conservada en el ámbar de Anglesea y de Strahan que tienen millones de años?

Antonio Arillo: Los ácaros rara vez se conservan como fósiles en rocas debido a su tamaño diminuto, así que el ámbar es una fuente excepcional (casi la única) de información para entender su anatomía, sus antiguas distribuciones y la evolución de los diferentes grupos.

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Reconstrucción del ácaro del ámbar de Strahan, Tasmania, del Eoceno temprano (Autor: Enrique Peñalver)

¿Cómo describirías tu visita al Instituto Geológico y Minero de España en octubre de 2016 al comienzo del estudio de estos artrópodos en el ámbar? Sabemos que también visitaste otras instituciones de investigación en busca de colaboración multidisciplinar para liderar este estudio de nuevos ámbares.

Jeffrey Stilwell: Estoy muy contento de haberme puesto en contacto con Enrique con el fin de elaborar estrategias viables y de colaboración para estudiar los depósitos de ámbar fosilífero de Australia, ya que se trata de un proyecto totalmente nuevo para este país. Cuando visité el Instituto en 2016, Enrique y yo hicimos algunos descubrimientos fantásticos, y a lo largo del mes, aprendimos la importancia de los ámbares del Paleógeno de Australia en un sentido global. Ya entonces se hizo evidente que muchos elementos modernos de la biota terrestre australiana han sido capturados en ámbar, con edades de unos 54-40 millones de años, lo que indica la gran antigüedad de los ecosistemas modernos, y eso es muy significativo por muchas razones. Además, Australia nunca ha sido un actor importante en la paleontología del ámbar hasta ahora. Los descubrimientos siguen llegando, y no hay signos de que vayan a detenerse, lo cual es extraordinario. Como ahora estamos extrayendo trozos bastante grandes de ámbar paleógeno del carbón con decenas de nuevos animales y plantas, ¡esperamos muchas más sorpresas “bióticas”! Acabamos de empezar a arañar la superficie en nuestro conocimiento sobre estos ecosistemas terrestres cálidos y húmedos subpolares.

Respecto a la experiencia del equipo español del proyecto del Ministerio de Ciencia e Innovación que estudia el ámbar de la península ibérica, ¿hasta qué punto puede servir para estudiar un ámbar tan variado en edad y de una región tan alejada de nuestro país como es Australia?

Antonio Arillo: Bueno, a primera vista se podría pensar que Australia es demasiado remota para hacer una comparación con el ámbar español y otros ámbares europeos. Pero esto es un error, puesto que encontramos muchas coincidencias entre las faunas del ámbar cretácico español y el de Myanmar (que son casi contemporáneas) y probablemente el ámbar australiano de Anglesea mostrará este tipo de similitudes con los ámbares europeos contemporáneos (Báltico, Oise, Bitterfeld, Rovno, etc.)

¿Cuáles son los planes para continuar esta relevante investigación y cuáles son sus expectativas?

Jeffrey Stilwell: Acabamos de comenzar con la investigación, aunque ya estamos planeando varios artículos especializados, ahora que el primer artículo de síntesis ha sido publicado. El éxito de esta publicación se refleja en el impacto que han tenido en la prensa mundial nuestros hallazgos, especialmente estos comportamientos «congelados» tan inusuales como el apareamiento de moscas. En los últimos meses, el número de bioinclusiones en el ámbar ha aumentado sustancialmente, lo que significa que hay una enorme cantidad de ciencia emocionante esperándonos, que seguirá añadiendo piezas al antiguo rompecabezas de los ecosistemas terrestres de Australia y Nueva Zelanda, hasta ahora muy desconocidos.

¿Su investigación del ámbar australiano y el resto de sus estudios han sido muy afectados por el brote de COVID-19?

Enrique Peñalver: El IGME, la Universidad Complutense y la Universidad de Monash están temporalmente cerrados, pero todos los coautores de nuestro nuevo artículo están trabajando en casa, afortunadamente. Tenemos muchos datos del ámbar australiano y estamos preparando en casa artículos más detallados sobre estos nuevos animales y plantas como Jeffrey ha explicado. Estamos convencidos de que a nivel mundial todos los ciudadanos debemos continuar con nuestro trabajo en la medida de lo posible, como la mejor manera de luchar contra el impacto de la COVID-19, no sólo las personas más relevantes ahora como virólogos, biotecnólogos, epidemiólogos, sanitarios, agentes de la ley, trabajadores de la cadena de suministro, etc.


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Resumen de la atención prestada al artículo publicado en Scientific Reports, abril de 2020

Y si quieres leer esta noticia en inglés accede a «The new outcrops of amber in Australasia will allow us to better complete the ancient puzzle of life»

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