Sinopsis: La degradación de los suelos congelados (permafrost) y el aumento de espesor de la capa activa pueden deberse tanto a factores naturales, como antrópicos (edificaciones, carreteras, cimentaciones, etc.) que modifican las condiciones naturales y, por tanto, sus características termo-mecánicas, tal y como ha sido profusamente estudiado en el hemisferio Norte. En el caso de la Antártida, algunas bases se encuentran
en zonas de permafrost, como es el caso de la base española Gabriel de Castilla en la isla Decepción. En la zona donde se localiza esta base se ha observado un importante aumento de la erosión, con la excavación de torrenteras y el retroceso del escarpe costero. Con la hipótesis de la degradación del permafrost como causa principal, se decidió evaluar los posibles efectos de la base (su módulo principal) en el estado de la
capa activa y el permafrost sobre el que se asienta. Para ello, entre 2012 y 2015 se han tomado distintas medidas de temperatura del suelo, espesor de la capa activa y de temperatura en el interior del edificio y bajo la base, cuyos resultados se presentan y analizan en este trabajo. Se concluye que la edificación ejerce un doble efecto, reduciendo el enfriamiento del terreno durante el invierno, en el que permanece cerrada, y facilitando su calentamiento durante los meses de actividad, durante el verano antártico. Estos resultados hacen que sea necesario un estudio de las causas y se tomen las medidas y acciones necesarias para reducir los efectos de la degradación de la capa activa bajo la base, así como una investigación sistemática del estado de la capa activa y el permafrost en la zona afectada por la presencia de la base antártica.
Más información: Boletín Geológico y Minero (Volumen 128)
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